Any time the brake lights unexpectedly flashed on the car in front, I would call with fright, “Paolo!” while grabbing my car seat with both hands. If a big truck passed close by our car, my heart would pound.
For as long as I could remember, I was a nervous passenger, but in truth, I hadn’t really realized it. It was only when I noticed that my daughter Abby became overly anxious in the car, that I became aware of the issue.
The truth slapped me in the face: Abby had “caught” my nervousness in the car. Like many other issues, fear is contagious. I apologized to the Lord for passing on anxiety, then asked Him why I was an uncomfortable passenger.
THE REASON
Almost immediately, the Lord reminded me of an incident that had taken place 35 years earlier when I was just 15 years old. I had fallen asleep in the front seat of a car while a friend was driving me home from an event.
We were traveling at about 70 miles an hour when I awoke to see us hurtling towards another vehicle. “Jane!” I screamed. It woke the driver in time for her to brake, lessening the impact as we smashed into the other car.
Miraculously, neither of us was hurt, but I was terribly distressed. Not knowing how to process trauma, I must have buried the memory. The result: fear found a home in my heart and I had been a nervous passenger ever since.
Here are two important steps that will help you to start overcoming anxiety:
1. AWARENESS
Fear involves torment which makes you feel disturbed, distressed or troubled. It makes you churn inside. 1 Jn 4:18a says, “There is no fear in love, but perfect love casts out fear because fear involves torment.”
The first step towards overcoming anxiety is becoming aware of any habitual nervousness or jumpiness in your life. Also, 2 Timothy 1:7 says that God has not given us a spirit of fear, but of power and of love and of a sound mind.
If you often feel agitated, powerless or shaky (the opposite to the verse above), it is time to acknowledge that you are nervous in certain settings. It might be caused by calls from certain people, driving, social settings or other situations.
2. UNDERSTANDING
Once you are aware of any nervousness, ask the Lord to reveal the reason you react that way. In Genesis 25:22, Rebekah inquired of the Lord: “If all is well, then why am I like this?” I call this Rebekah’s Request and it’s a powerful prayer.
Ask the Holy Spirit to reveal the underlying reason for your anxiety. When He reveals, tell Him what happened and ask Him to heal your heart of any pain. Then change you need to learn to change your controllable reflexes.
FREEDOM FROM FEAR
I brought the trauma of that teenage crash to the Lord and told Him how much it had frightened me. I then dealt with the fear in prayer. After that, I no longer tolerated any in-car nerves. I looked them in the face and calmed my heart.
Driving became an enjoyable experience. My change enabled me to help my daughter to conquer her fears. When we tackle hidden hurts that cause anxiety or fears, it improves our lives and it helps our nearest and dearest.
It is impossible to get through life without going through distressing experiences. If you want to be free from the hindrances produced by buried pain, join my Heart Academy course Healing From Trauma. God will take you on a wonderful journey to peace and freedom.
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Cada vez que las luces de freno se encendían inesperadamente en el automóvil de adelante, gritaba asustada: “¡Paolo!” mientras agarraba el asiento de mi auto con ambas manos. Si un camión grande pasaba cerca de nuestro auto, mi corazón latía con fuerza.
Desde que tengo memoria, fui una pasajera nerviosa, pero en realidad, no me había dado cuenta. Solo cuando me di cuenta de que mi hija Abby se ponía demasiado ansiosa en el auto, me di cuenta del problema.
La verdad me dio una bofetada en la cara: Abby había “atrapado” mi nerviosismo en el auto. Como muchos otros problemas, el miedo es contagioso. Me disculpé con el Señor por transmitir la ansiedad y luego le pregunté por qué era una pasajera incómoda.
LA RAZÓN
Casi de inmediato, el Señor me recordó un incidente que había ocurrido 35 años antes, cuando yo tenía solo 15 años. Me había quedado dormida en el asiento delantero de un automóvil mientras una amiga me llevaba a casa después de un evento.
Viajábamos a unas 70 millas por hora cuando me desperté y vi que nos precipitamos hacia otro vehículo. “¡Jane!” grité. Desperté a la conductora a tiempo para que frenara, lo que redujo el impacto cuando chocamos contra el otro automóvil.
Milagrosamente, ninguna de las dos resultamos heridas, pero yo estaba terriblemente angustiada. Sin saber cómo procesar el trauma, debo haber enterrado el recuerdo. El resultado: el miedo encontró un hogar en mi corazón y desde entonces había sido una pasajera nerviosa.
Aquí hay dos pasos importantes que lo ayudarán a comenzar a superar la ansiedad:
1. CONCIENTIZACIÓN
El miedo implica un tormento que le hace sentir perturbado, angustiado o preocupado. Le hace revolcarse por dentro. 1 Juan 4:18 dice: “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor es tormento”.
El primer paso para superar la ansiedad es darse cuenta de cualquier nerviosismo habitual en su vida. Además, 2 Timoteo 1:7 dice que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Si a menudo se siente agitado, impotente o tembloroso (lo opuesto al versículo anterior), es hora de reconocer que está nervioso en ciertos entornos. Puede ser causado por llamadas de ciertas personas, conducción, entornos sociales u otras situaciones.
2. ENTENDIMIENTO
Una vez que se dé cuenta de cualquier nerviosismo, pídale al Señor que le revele la razón por la que reacciona de esa manera. En Génesis 25:22, Rebeca le preguntó al Señor: “Si todo está bien, ¿por qué estoy yo así?” Llamo a esto la Petición de Rebeca y es una oración poderosa.
Pídale al Espíritu Santo que le revele la razón subyacente de su ansiedad. Cuando Él se la revele, cuéntele lo que pasó y pídale que sane su corazón de cualquier herida. Entonces cambie lo necesario para aprender a cambiar sus reflejos controlables.
LIBERTAD DEL MIEDO
Le llevé el trauma de ese accidente adolescente al Señor y le dije cuánto me había asustado. Luego lidié con el miedo en oración. Después de eso, ya no toleré los nervios en el auto. Los miré a la cara y calmé mi corazón.
Conducir se convirtió en una experiencia placentera. Mi cambio me permitió ayudar a mi hija a vencer sus miedos. Cuando abordamos heridas ocultas que causan ansiedad o temores, nuestras vidas mejoran y ayudan a nuestros seres más cercanos y queridos.
Es imposible pasar por la vida sin pasar por experiencias angustiosas. Si quiere ser libre de los obstáculos que producen el dolor enterrado, únase a mi curso de Heart Academy “Sanidad del Trauma.” Dios lo llevará en un viaje maravilloso hacia la paz y la libertad.
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