The Power Of Questioning Irrational Emotions | EL PODER DE CUESTIONAR LAS EMOCIONES IRRACIONALES

A few years ago, I enrolled for an online course that could help us raise awareness of our healing ministry. As I worked my way through the program, I realized that I would need to pitch ideas for articles to journalists. 

Although I knew this was a good idea, even the thought of talking to the media made me uncomfortable. I know enough about the human heart to understand the importance of questioning irrational emotions, so I talked to the Lord. 

 

Why Am I Like This?

I used a prayer which I call ‘Rebekah’s Request’. Isaac’s wife Rebekah was pregnant, but something didn’t feel right. We don’t know if she was weighed down, in pain or just churning inside. 

She went to the Lord and asked: “If all is well then why am I like this?” (Genesis 25:22). The Lord revealed the reason for Rebekah’s inner struggle: she was carrying twins. 

As I have done many times before when my reactions made no sense, I asked God, “If all is well, then why am I upset by the thought of contacting journalists?”

 

Buried Memories

The Lord took me back to three experiences. In truth, they are trivial, but they demonstrate the powerful impact of buried memories. I will share two.

My fist job after graduating was as a junior PR executive. One of our clients was a dog food manufacturer that had a major presence at a big dog show. Our company had to generate media coverage for them at the event. 

One of the ideas they came up with involved me. My boss told me that I looked like a yellow Labrador dog. Because the media look for quirky pictures, she asked me to attend the dog show wearing a branded tee shirt and a short skirt.  

When I arrived, I was told to hunt for a yellow Labrador sleeping in a kennel. “Ask the permission of the owner,” I was told. “Then climb in beside the dog and pretend to sleep.” 

They wanted a photographer to spot me sleeping beside the lookalike dog so that branded pictures would appear in the press. I was mortified but obeyed my boss’s instructions. 

I still remember wondering around with a knot in my stomach seeking the right dog, then lying down. Time passed but thankfully no photographers saw me. I laughed it off, but a fear of the media got buried in my heart.

 

Get Your Hands Off Me!

A few months later, I was asked to give a presentation to a group of journalists at an event in a hotel. At the end of the evening, I headed to my room. A senior client got off the elevator at my floor and followed me. 

I assumed his room was near mine. When I reached my door, he asked if he could come in for a coffee. Both naive and accommodating, I agreed. I walked through the door, showed him the sofa and went to make him a hot drink. 

He pushed me onto the bed, threw himself on top of me, trying to kiss and touch me. I swung my head from side to side to avoid his face. I kicked and shouted until he relented. My client left the room accusing me of being a slut. 

I dusted myself off and put it behind me, but a dislike for media relations grew in my heart. As God brought me back to the pain and shame, I wept for a few minutes and He healed my heart. 

 

Hidden Issues

My real fear was not about talking to journalists. Buried memories made me afraid of being humiliated for the sake of media coverage and fearful of being stripped of my dignity in the presence of the press. 

Jeremiah 17:9-10 (AMPC) explains: “The heart is deceitful above all things… Who can know it [perceive, understand, be acquainted with his own heart and mind]? I the Lord search…” 

Please don’t dismiss irrational reactions, use Rebekah’s Request to ask the Lord why you are feeling like that. If you often feel uncomfortable or anxious, if you have nervous energy or a short fuse, our next Zoom course Overcoming Trauma and PTSD will lead you to peace and freedom. Check it out here.

Hace unos años, me inscribí en un curso virtual que podría ayudarnos a crear conciencia sobre nuestro ministerio de sanidad.  A medida que avanzaba en el programa, me di cuenta de que necesitaría presentar ideas para artículos a los periodistas.

 Aunque sabía que era una buena idea, incluso la idea de hablar con los medios me hacía sentir incómoda.  Conozco lo suficiente sobre el corazón humano para comprender la importancia de cuestionar las emociones irracionales, así que hablé con el Señor.

 

¿Por Qué Me Siento Así?

Utilicé una oración que llamo “La petición de Rebeca”.  Rebeca, la esposa de Isaac, estaba embarazada, pero algo no se sentía bien.  No sabemos si estaba agobiada, dolorida o simplemente revuelta por dentro.

Ella fue al Señor y le preguntó: “Si todo está bien, ¿por qué me siento así?” (Génesis 25:22).  El Señor reveló el motivo de la lucha interior de Rebeca: estaba embarazada de gemelos.

Como lo he hecho muchas veces antes, cuando mis reacciones no tienen sentido, le pregunté a Dios: “Si todo está bien, ¿por qué me molesta la idea de contactar a los periodistas?”

 

Recuerdos Enterrados

El Señor me llevó nuevamente a tres experiencias.  En verdad, son triviales, pero demuestran el poderoso impacto de los recuerdos enterrados. Compartiré dos.

Mi primer trabajo después de graduarme fue como ejecutiva junior de relaciones públicas.  Uno de nuestros clientes era un fabricante de alimentos para perros que tenía una presencia importante en una gran exposición canina.  Nuestra empresa tuvo que generar cobertura mediática para ellos en el evento.

Una de las ideas que se les ocurrió me involucró a mí.  Mi jefe me dijo que parecía un perro labrador amarillo.  Como los medios buscan imágenes extravagantes, ella me pidió que asistiera a la exposición canina con una camiseta de la marca y una falda corta.

Cuando llegué, me dijeron que buscara un labrador amarillo que dormía en una perrera.  “Pide permiso al dueño”, me dijeron.  “Entonces súbete al lado del perro y finge dormir”.

Querían que un fotógrafo me viera durmiendo junto al perro doble para que aparecieran fotografías de la marca en la prensa.  Me sentí mortificada pero obedecí las instrucciones de mi jefe.

Todavía recuerdo dar vueltas con un nudo en el estómago buscando al perro adecuado y luego acostarme.  Pasó el tiempo pero afortunadamente ningún fotógrafo me vio.  Me reí, pero el miedo a los medios quedó enterrado en mi corazón.

 

¡Quítame Las Manos de Encima!

Unos meses más tarde, me pidieron que hiciera una presentación ante un grupo de periodistas en un evento en un hotel.  Al final de la tarde me dirigí a mi habitación.  Un cliente senior salió del ascensor en mi piso y me siguió.

Supuse que su habitación estaba cerca de la mía.  Cuando llegué a mi puerta, me preguntó si podía pasar a tomar un café.  Ingenua y complaciente a la vez, estuve de acuerdo.  Entré por la puerta, le mostré el sofá y fui a prepararle una bebida caliente.

Me empujó sobre la cama, se arrojó encima de mí, tratando de besarme y tocarme.  Moví la cabeza de un lado a otro para evitar su cara.  Pateé y grité hasta que cedió.  Mi cliente salió de la habitación acusándome de ser promiscua.

Me sacudí el polvo y lo dejé atrás, pero en mi corazón creció una aversión por las relaciones con los medios.  Cuando Dios me devolvió al dolor y la vergüenza, lloré durante unos minutos y Dios sanó mi corazón.

 

Problemas Ocultos

Mi verdadero miedo no era hablar con los periodistas.  Los recuerdos enterrados me hicieron temer ser humillada por el bien de la cobertura mediática y miedo de ser despojada de mi dignidad en presencia de la prensa.

Jeremías 17:9-10 (AMPC) explica: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas… ¿Quién podrá conocerlo [percibir, entender, conocer su propio corazón y mente]?  Yo, el Señor, escudriño…”

Por favor, no descarte las reacciones irracionales, use la oración de Rebeca para preguntarle al Señor por qué se sientes así.  Si a menudo se siente incómodo o ansioso, si tiene energía nerviosa o es irritable, nuestro próximo curso de Zoom “Superando el Trauma y el Trastorno de Estrés Postraumático” lo llevará a la paz y la libertad.  Compruébelo aquí.