I was about to leave home to minister at our Bible academy when I received the fateful call with tragic news: “Mom’s heart stopped beating a few minutes ago.” My beautiful American spiritual mother Cathy Lechner had passed away.
It felt like someone had stabbed me in the chest. Nonetheless, I had to minister, so I gathered myself together, left the house, drove to our church and taught a roomful of eager students. I made my way through the time of ministry, then headed back home with a broken heart.
I have never met a more affirming human being. She was the greatest cheerleader anyone could wish to have. Not many ministers have a true mentor. I had the privilege of being coached and constantly encouraged by this unique lady. Every time I pictured her face, the pain intensified. Tears kept falling.
THE IMPORTANCE OF PINPOINTING YOUR PAIN
The evening she died, my son sent me a recording of his first ever preaching. As I listened to Benj share the word of God, I felt so proud of him. All of a sudden, I cried out, “I don’t want to tell You, Lord! I want to tell my mama!”
You see, I always shared my children’s milestones with Prophet Cathy because she prayed daily for them both. I fell to the floor and wept. Pain from the deep recesses of my soul streamed out as I cried before the Lord.
I wept hard and loud before God. I told Him exactly what was hurting me in that moment. It was a bit brutal, but it was the truth, and it released my healing. Unless we release the reasons why we are hurting, our pain will remain. After a while, my tears dried up and I went to bed.
HE KNOWS ANYWAY
The Lord can handle the truth, even if it sounds irreverent. He knows the secrets of our hearts and, as David wrote in Psalms 139:1-2 (NLT), “O Lord, you have examined my heart and know everything about me. You know when I sit down or stand up. You know my thoughts even when I’m far away.”
God knew David’s thoughts and He knows yours and mine. God knows that I love Him with my everything, but in that moment, I did not want to share with my Heavenly Father. I wanted to talk to my spiritual mother. When I cried out that night, the words I said released a ball of pain that was bound up inside.
I shared that to say this: to be healed in the depths of your heart, you need to tell the Lord your “why”. Your mouth and your heart are connected (see Matt 12:34) so releasing trapped words releases trapped pain.
Remember, He is the God of Truth so He knows anyway. But as you offload to the Lord, you will find relief. If you still feel sad about someone who has passed away, please join our vital zoom course Life After The Death Of A Loved One. The Lord can heal you everywhere you hurt and bring you to wholeness. Check it out here.
Estaba a punto de salir de casa para ministrar en nuestra academia bíblica cuando recibí la fatídica llamada con una trágica noticia: “El corazón de mamá dejó de latir hace unos minutos”. Mi hermosa madre espiritual estadounidense Cathy Lechner había fallecido.
Sentí como si alguien me hubiera apuñalado en el pecho. No obstante, tenía que ministrar, así que me recompuse, salí de casa, manejé hasta nuestra iglesia y enseñé en una sala llena de estudiantes entusiastas. Pasé el tiempo de ministerio y luego regresé a casa con el corazón roto.
Nunca he conocido a un ser humano más afirmativo. Ella era la mayor animadora que cualquiera podría desear tener. No muchos ministros tienen un verdadero mentor. Tuve el privilegio de ser entrenada y alentada constantemente por esta dama única. Cada vez que imaginaba su rostro, el dolor se intensificaba. Las lágrimas seguían cayendo.
LA IMPORTANCIA DE IDENTIFICAR SU DOLOR
La noche en que murió, mi hijo me envió una grabación de su primera predica. Mientras escuchaba a Benj compartir la palabra de Dios, me sentí muy orgullosa de él. De repente clamé: “¡No quiero decírtelo, Señor! ¡Quiero contárselo a mi mamá!
Vea, siempre compartí los hitos de mis hijos con la Profeta Cathy porque ella oraba diariamente por ambos. Caí al suelo y lloré. El dolor de lo más profundo de mi alma brotó mientras lloraba ante el Señor.
Lloré fuertemente y en voz alta ante Dios. Le dije exactamente lo que me dolía en ese momento. Fue un poco brutal, pero era la verdad y eso libró mi sanidad. A menos que libremos las razones por las que sufrimos, nuestro dolor permanecerá. Después de un rato, mis lágrimas se secaron y me fui a la cama.
ÉL LO SABE DE TODOS MODOS
El Señor puede manejar la verdad, incluso si suena irreverente. Él conoce los secretos de nuestro corazón y, como escribió David en Salmos 139:1-2 (NTV), “Oh Señor, Tú has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí. Sabes cuando me siento o me levanto. Conoces mis pensamientos incluso cuando estoy lejos”.
Dios conocía los pensamientos de David y conoce los suyos y los míos. Dios sabe que lo amo con todo, pero en ese momento no quise compartir con mi Padre Celestial. Quería hablar con mi madre espiritual. Cuando grité esa noche, las palabras que dije libraron una bola de dolor que estaba atada en mi interior.
Lo compartí para decir esto: para ser sanado en lo más profundo de su corazón, necesita decirle al Señor su “por qué”. Su boca y su corazón están conectados (ver Mateo 12:34), por lo que soltar palabras atrapadas libra el dolor atrapado.
Recuerde, Él es el Dios de la Verdad, así que Él lo sabe de todos modos. Pero a medida que se entregue al Señor, encontrará alivio. Si todavía se siente triste por alguien que falleció, únase a nuestro vital curso de Zoom “La Vida Después de la Muerte de un Ser Querido.” El Señor puede sanarlo en todas las áreas donde se ha lastimado y llevarlo a la plenitud. Compruebelo aqui.