My mum suffered a great deal during my childhood. She had depression when I was born, and two major nervous breakdowns, when I was three and sixteen. Although I knew she cared about me, she was not able to love me the way I needed.
Hardly ever at home, my dad was distant and a workaholic. When he was around, he was often angry. I grew up craving attention and affection. As an adult, I learned to fill the void in my heart with people’s praises, with work and church ministry.
I Wasn’t The Mother They Needed
Although I was saved and serving God, I had never learned to be a loving mother. I found the early years of parenting stressful. I did my best to love my children, but unlike God, I was not very expressive. One of the roles of a mother is to be affectionate and tender.
In Zephaniah 3:17, God sings over us with joy. In Isaiah 40:11, the Lord gathers us in His arms. In 1 John 3:1, our Heavenly Father tells us that He loves us lavishly and enjoys calling us His children. Even though He is Lord of All, He expresses His tender love and affection.
Programmed By Your Upbringing
The kind of love God demonstrates was the kind of love I was supposed to show. But we are programmed to learn about life when we are children. We were designed to replicate what we experience in our infancy. Proverbs 22:6 explains, “Train up a child in the way he should go: and when he is old, he will not depart from it.”
As the Lord healed my heart of childhood and adult hurts, I began to experience God’s love like never before. As I cut off negative cycles from my upbringing, I was freed to learn how to love others. That’s when God sent someone to show me what maternal love really looks like.
I remember the first time I lavished my beautiful daughter with tender affirmation and affection. Also, I recall the day I apologized to my son for my shortcomings, for not loving him well enough, in the manner that he deserved and needed.
Establishing A New Generation
If you think you may have been affected by an imperfect or flawed upbringing, ask God to highlight attitudes or behaviors rooted in negative family cycles. Ask Him to take you on a journey to freedom.
First, we need to be healed of the mistakes and flaws that caused pain. We need to cut invisible chords connecting us to dysfunctional cycles. We need to break vows made in fear or judgement, and we need to fully forgive. It’s a wonderful journey to liberty.
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Mi mamá sufrió mucho durante mi niñez. Ella tuvo depresión cuando yo nací y dos grandes crisis nerviosas cuando yo tenía tres y dieciséis años. Aunque yo sabía que ella se preocupaba por mí, ella no podía amarme como yo lo necesitaba.
Mi papá casi nunca estaba en casa, era distante y adicto al trabajo. Cuando estaba cerca, a menudo estaba enojado. Crecí ansiando atención y afecto. De adulta aprendí a llenar el vacío de mi corazón con los elogios de la gente, con el trabajo, y el ministerio de la iglesia.
Yo No Era la Madre Que Necesitaban
Aunque era salva y servía a Dios, nunca aprendí a ser una madre amorosa. Los primeros años de ser madre me parecieron estresantes. Hice lo mejor que pude para amar a mis hijos, pero a diferencia de Dios, no era muy expresiva. Uno de los roles de una madre es ser cariñosa y tierna.
En Sofonías 3:17, Dios canta sobre nosotros con alegría. En Isaías 40:11, el Señor nos reúne en Sus brazos. En 1 Juan 3:1, nuestro Padre Celestial nos dice que nos ama muchísimo y disfruta llamarnos Sus hijos. Aunque Él es Señor de Todo, expresa Su tierno amor y afecto.
Programado Por Su Crianza
La clase de amor que Dios demuestra es la clase de amor que yo debería haber demostrado. Pero estamos programados para aprender sobre la vida cuando somos niños. Fuimos diseñados para replicar lo que experimentamos en nuestra niñez. Proverbios 22:6 explica: “Instruye al niño en su camino, y cuando sea viejo no se apartará de él”.
Cuando el Señor sanó mi corazón de las heridas de la niñez y de la edad adulta, comencé a experimentar el amor de Dios como nunca antes. Cuando eliminé los ciclos negativos de mi crianza, fui liberada para aprender a amar a los demás. Fue entonces cuando Dios envió a alguien para mostrarme cómo es realmente el amor maternal.
Recuerdo la primera vez que prodigué a mi hermosa hija tierna afirmación y afecto. También recuerdo el día en que le pedí disculpas a mi hijo por mis defectos, por no amarlo lo suficiente, como él se merecía y necesitaba.
Estableciendo Una Nueva Generación
Si usted cree que pudo haber sido afectado por una crianza imperfecta o defectuosa, pídale a Dios que resalte actitudes o comportamientos arraigados en ciclos familiares negativos. Pídale que lo lleve en un viaje hacia la libertad.
Primero, necesitamos ser sanados de los errores y defectos que nos causaron dolor. Necesitamos cortar los hilos invisibles que nos conectan con ciclos disfuncionales. Necesitamos romper los votos hechos con miedo o juicio, y necesitamos perdonar por completo. Es un viaje maravilloso hacia la libertad.
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