There is one heart issue that is a deal breaker for God. This matter of the heart has the capacity to keep you out of your ‘promised land’. Your promised land is the dream deep inside that you long to see unfold. It is your highest potential and your greatest purpose.
Psalm 95:7b-11 reads: “Do not harden your hearts… as in the day of trial in the wilderness… I was grieved with that generation… It is a people who go astray in their hearts… So I swore in My wrath, ‘They shall not enter My rest.’”
The children of Israel hardened their hearts. It grieved God so much that He closed the door to their promised land. This heart attitude hurt our Heavenly Father so much that He barred His beloved children from their original inheritance.
COLD AND CLOSED
A hard heart is a cold, closed heart. I could have a hard heart towards God or towards certain people. It is when I become disinterested, jaded and even somewhat callous.
In Exodus, the Israelites became hard towards the Lord. Deuteronomy 15:7 warns us not to close our hearts towards people: “…you shall not harden your heart nor shut your hand from your poor brother…”.
HOW DOES IT HAPPEN?
It is simple. Life – with all its difficulties and disappointments – happens. There is a famous passage in Ezekiel 36 where God speaks about stony, hard hearts. Early on in this famous chapter we get some clues about the origins of hardness.
Ezekiel 36:3 says, “…They made you desolate and swallowed you up on every side… you are taken up by the lips of talkers and slandered by the people.” This is a painful picture of rejection, humiliation and mockery. The people were isolated, abused and ridiculed.
THE ENEMY’S PLAN FOR YOUR PAIN
I don’t know what has happened to you. I do know that the enemy hates you and is hell-bent on your demise. Maybe you have been treated like a doormat by people who were supposed to take care of you.
Perhaps you have been pu down by someone you held in high esteem. You may have been publicly humiliated. Whatever you have experienced, I know that it must have hurt.
The enemy’s plan for your pain is to cause you to close your heart. He knows that if he can make you shut down, he is a step nearer to getting you to harden completely.
HURT & HARD
This is why it is vital that we get healed of every one of life’s hurts. Job 5:7 says that man is born to trouble. People are going to be cruel (and they probably already have been). Friends are going to forsake you (and maybe you are feeling that pain right now).
Family members will fail you and loved ones will let you down. The natural reaction is to recoil. Perhaps you have pulled away from people and withdrawn. The danger is that we can become closed and cold.
That is why we all need to be healed. Why don’t you stop right now and talk to the Lord about how you have been hurt? Pour out your heart like water in His presence (Lam 2:19). It’s much easier to forgive when we have been healed.
The more you allow the Lord to heal hurts as they happen, the easier it will be to keep your heart tender. If you’re within reach of London or Miami, don’t miss REFRESH. And check out all this year’s courses at The Heart Academy to find one to help you.
Hay un problema del corazón que es motivo de ruptura para Dios. Este asunto del corazón tiene la capacidad de mantenerlo fuera de su “tierra prometida”. Su tierra prometida es el sueño profundo que anhela ver desarrollarse. Es su mayor potencial y su mayor propósito.
El Salmo 95:7b-11 dice: “No endurezcáis vuestros corazones… como en el día de la prueba en el desierto… Me entristecí con aquella generación… Es un pueblo que descarría en su corazón… Así que juré en Mi ira: ‘No entrarán en Mi reposo’”.
Los hijos de Israel endurecieron sus corazones. Dios se entristeció tanto que cerró la puerta a su tierra prometida. Esta actitud del corazón lastimó tanto a nuestro Padre Celestial que prohibió a Sus amados hijos su herencia original.
FRÍO Y CERRADO
Un corazón duro es un corazón frío y cerrado. Podría tener un corazón duro hacia Dios o hacia ciertas personas. Es cuando me vuelvo desinteresado, hastiado e incluso algo insensible.
En Éxodo, los israelitas se volvieron duros con el Señor. Deuteronomio 15:7 nos advierte que no cerremos nuestro corazón a la gente: “…no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre…”.
¿CÓMO SUCEDE?
Es simple. La vida, con todas sus dificultades y decepciones, sucede. Hay un versículo muy conocido en Ezequiel 36 donde Dios habla de corazones duros y de piedra. Al principio de este capítulo obtenemos algunas pistas sobre las orígenes de la dureza.
Ezequiel 36:3 dice: “…Te asolaron y te tragaron por todos lados… eres tomado por los labios de los habladores y calumniado por el pueblo”. Este es un cuadro doloroso de rechazo, humillación y burla. La gente fue aislada, abusada y ridiculizada.
EL PLAN DEL ENEMIGO PARA SU DOLOR
No se que le ha pasado, pero Sé que el enemigo lo odia y está empeñado en su muerte. Tal vez usted haya sido pisoteando por personas que debían de haber cuidado de usted.
Tal vez haya sido humillado por alguien a quien tenía en alta estima. Es posible que haya sido humillado públicamente. Lo que sea que haya experimentado, sé que debe haberle dolido.
El plan del enemigo para su dolor es hacer que cierre su corazón. Él sabe que si puede hacer que usted se apague, está un paso más cerca de lograr que se endurezca por completo.
HERIDO Y DURO
Por eso es vital que seamos sanados de cada una de las heridas de la vida. Job 5:7 dice que el hombre nace para la angustia. La gente va a ser cruel (y probablemente ya lo hayan sido). Los amigos lo van a abandonar (y tal vez esté sintiendo ese dolor en este momento).
Los miembros de la familia le fallarán y sus seres queridos le decepcionarán. La reacción natural es retroceder. Tal vez se haya apartado de la gente y se haya retirado. El peligro es que nos volvamos cerrados y fríos.
Es por eso que todos necesitamos ser sanados. ¿Por qué no se detiene ahora mismo y habla con el Señor acerca de cómo lo han lastimado? Derrame su corazón como agua en Su presencia (Lamentaciones 2:19). Es mucho más fácil perdonar cuando hemos sido sanados.
Cuanto más permita que el Señor sane las heridas a medida que ocurren, más fácil será mantener su corazón tierno. Hay un capítulo en el libro “Con Todo Mi Corazón” sobre cómo tratar con un corazón duro. Y le animo que consulte todos los cursos de este año en The Heart Academy (en Español: La Academia del Corazón) para encontrar uno que lo ayude.